Leila Navarro: un tsunami de energía positiva
Leila Navarro, brasileña, es especialista en comportamiento humano y en medicina del comportamiento, y aplica todos sus conocimientos al mundo de la empresa y las organizaciones.
Es colaboradora académica de ESADE Business School y cuenta con nueve libros escritos. Sus conferencias han sido presenciadas por más de medio millón de personas tanto en Brasil como en otros lugares del mundo: Chile, Perú, Uruguay, Portugal, España, Panamá, Japón y Angola. Su capacidad de comunicación le ha valido ser reconocida como una de las cinco conferenciantes más recordadas por los profesionales de Recursos Humanos de todo Brasil.
También ha ganado el VIII Premio Top of Mind–Proveedores de Recursos Humanos y actualmente es Presidenta del IPEDESCH (Instituto de Encuestas y Desarrollo del Capital Humano).
Leila ofrece por medio de su portal de internet (www.leilanavarro.com.br) cursos de emprendizaje y planificación estratégica personal, a través de e–learning y tests de autodesarrollo personal y profesional.
FRANCISCO ALCAIDE: ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan las organizaciones del siglo XXI?
LEILA NAVARRO: La gestión del cambio a todos los niveles se ha convertido en una necesidad de primer orden. Las organizaciones tienen que estar preguntándose continuamente dónde están y dónde quieren estar. Tienen que estar revisando continuamente su misión, su estrategia, sus planes... Por este motivo, las empresas hoy día están obligadas a configurarse sin mucha “grasa”. Tienen que ser “atléticas” para actuar con agilidad y deben confeccionar sus diseños estratégicos según planteamientos minimalistas: hacer mucho con poco (con poco dinero, con poco tiempo, con pocos recursos, con pocas personas). No obstante, dicho esto, hoy más que nunca hay que pensar en el concepto de “inclusión”. Vivimos en un mundo caracterizado por la globalización en el que todo está interrelacionado y muchas veces la solución más rápida no es la mejor ya que ello puede conducirnos a la “exclusión”. En el momento actual donde la economía internacional está en crisis, se debería pensar en cómo salir de esta situación por la vía del “win/win”. Es fácil caer en soluciones simplistas e inmediatas con las que se busca ganar sin tener en cuenta a los demás. Las empresas deben saber cuál es su situación local pero sin perder de vista la perspectiva global. Todo está interrelacionado y todo afecta a todo, a pesar de que a veces parezca que una empresa sólo actúa en un ámbito local. En definitiva hablamos de sistemas. Sistemas cada vez más complejos los cuales paradójicamente exigen soluciones sencillas. Hay una cierta tendencia en sofisticar las formas de resolver las cosas.
F. A.: Acaba de publicar el libro “Confianza” (Empresa Activa, 2008) junto a José María Gasalla. En su investigación sobre el tema, ¿qué es lo que más le ha llamado la atención?
L. N.: La conclusión más relevante es que la confianza siempre comienza con la autoconfianza. Si no existe autoconfianza es imposible que exista confianza con el jefe, los clientes o los compañeros. Una persona sin autoconfianza –da igual que sea un erudito– no va a inspirar confianza en otra persona. La cuestión es: ¿Cómo trabajamos la autoconfianza? Cuando somos pequeños tenemos confianza en nuestros padres porque no confiamos en nosotros mismos. Pero llega un momento en que uno camina por sí solo. Para tener autoconfianza necesitas que alguien confíe en ti previamente. Es muy importante contar con un jefe que te apoya y respalda para de este modo estimular la autoconfianza. Es importante el feed–back y los refuerzos positivos para que pronto aparezca la autorresponsabilidad. La confianza es un asunto muy serio que se da a todos los niveles de la organización. Con una relación de confianza todo fluye mucho mejor y las cosas resultan mucho más sencillas. Si las empresas no crean espacios de confianza en los que cada uno pueda manifestarse más libremente e incluso pueda reconocer sus errores, no va a poder existir compromiso, que es una de las demandas clave que los empresarios hoy en día hacen a sus profesionales.
F. A.: ¿Existen estudios empíricos que muestren la correlación entre niveles de confianza y resultados empresariales?
L. N.: Hay muy poco “estado del arte” al respecto. José María Gasalla es el único que ha trabajado intensamente este tema en el ámbito empresarial y que ha dado lugar a su “Modelo de Gestión por Confianza”. Asimismo, Watson Wyatt tiene estudios en donde se comprueba que el ROI en las empresas que existe confianza es superior en un 30% a aquellas en las que no existe.
F. A.: Vd. lleva ejercitando desde hace muchos años labores de consultoría, asesoría, coaching y desarrollo directivo en temas de RR.HH.. ¿Cuáles son las grandes mentiras del management?
L. N.: Una de las grandes mentiras entre los directivos es creer que “yo puedo con todo”. Cualquier directivo debe tener clara sus fortalezas, pero sobre todo, sus debilidades sin avergonzarse. Los puntos flacos no nos minusvaloran, sino todo lo contrario. Cuando eres consciente de tus carencias y sabes lo que se puede cambiar y lo que no, se está en buena disposición para dirigir equipos. Los superhéroes no existen y éste es uno de los talones de Aquiles en el mundo del management. Existen demasiadas máscaras y apariencias que ocultan la verdadera dimensión de los directivos. La crisis actual va a hacer que caigan muchas de esas máscaras ficticias y dejar al descubierto la realidad tal y como es.
F. A.: ¿Y las grandes verdades del management?
L. N.: Creo que todos los directivos ejemplares son humildes. Además, creo que un ejecutivo debe ser muy flexible.
F. A.: Una de sus áreas de especialización es la motivación. Más allá de las clásicas teorías de motivación, ¿cuáles son algunas evidencias sobre el tema que ha extraído de su experiencia práctica?
L. N.: La motivación es la playa en la que más he trabajado y donde nado mejor. Respecto a esta cuestión hay algo muy claro: cada persona tiene sus sueños y la motivación comienza por la automotivación. Es algo que depende de cada uno, por tanto es muy barata. El problema es que buscamos la motivación “fuera” cuando está “dentro” de nosotros mismos. Hay que tener en cuenta que nada cambia si yo no cambio. Si no estás a gusto en un sitio lo mejor es poner punto y final e irte. Un ejemplo: en Cuba la situación económica es mala pero sus ciudadanos tienen una cosa muy buena: dignidad. Basta mirar alrededor y contemplar a las personas. A pesar de las limitaciones, su espíritu de vida es de alegría. Todavía existen muchos miedos en las organizaciones derivados de los modelos Tayloristas en los que la persona era simplemente un factor más de la producción sometida a procedimientos basados exclusivamente en el mando y control. ¿Es posible en esas condiciones la automotivacion? Definitivamente, no. Para que pueda existir automotivación cada uno tiene que disponer de grados de libertad que le permitan buscar qué sentido tiene el trabajo que se está realizando Al igual que en nuestra vida personal, la gran pregunta de la cual se deriva todo lo demás es: ¿Quién dirige mi vida?
F. A.: Esto que nos cuenta puede enlazar con uno de los temas calientes del managemenent: la conciliación. Muchas veces se buscan excusas “fuera” para intentar compensar nuestras insatisfacciones “internas”.
L. N.: La empresa debe adoptar medidas que permitan la conciliación de sus empleados, pero la autentica conciliación empieza por uno mismo. De nada sirve dar facilidades si la gente no se encuentra satisfecha con su vida. La realidad “exterior” no es más que una proyección de nuestra realidad “interior”. Por ejemplo, en Brasil el carnaval representa un acontecimiento de extraordinaria importancia para todo el país. Tal es así que allí se dice que el país empieza a funcionar después del carnaval, en marzo. Todo el mundo se lo repite así mismo y al final las personas en enero y febrero trabajan excesivamente relajados porque piensan que cualquier cosa que intenten llevar a cabo no tiene mucho sentido; se acomodan y todo va a un ritmo tremendamente pausado hasta que el carnaval concluye. Cualquier iniciativa anterior al evento está condenada al fracaso. Es la profecía autocumplida. La actitud de la persona crea la realidad. De cualquier forma, cada persona debería analizar cuál es el significado que da al trabajo y qué es lo que representa en su vida: ¿Es simplemente la forma de sobrevivir económicamente? ¿Permite relacionarme con otras personas y sentirme acogida entre ellas? ¿Me proporciona poder e influencia? ¿Me realizo como persona a través de él? Cada caso es diferente y cada uno conciliará de forma diferente.
F. A.: Comparando dos países como Brasil y España. ¿Cuáles son las principales virtudes y defectos que definen a la cultura española y que se manifiestan en el ámbito empresarial?
L. N.: Veo dos defectos. El primero es la falta de espíritu emprendedor. En Brasil es muy superior. Hace algún tiempo impartiendo una charla a estudiantes universitarios españoles les pregunté cuántos habían montado una empresa antes de concluir su carrera. De cien alumnos ninguno lo había hecho. En Brasil alrededor del 30 ó 40% son autónomos o tienen negocio propio. En España los estudiantes buscan un empleo seguro. El segundo defecto que señalaría es que en Brasil vivimos en un estado de crisis continuo y eso supone una gran ventaja: tenemos una gran capacidad de cambio y flexibilidad sin que exista pánico. En España cuesta más implantar cualquier medida. Por ejemplo, hace unos días vi el extracto de mi banco español, y comprobé que todavía aparecía en pesetas después de muchos años de la introducción del euro.
Dicho esto, destacaría igualmente dos virtudes de España. Es un país innovador en muchas cuestiones y va por delante del mercado en bastantes cosas. La creatividad es grande. Y otra virtud es que los españoles son más introspectivos. Los americanos son excesivamente pragmáticos. En España, para llevar a cabo algo tienen que tener un porqué, un sentido. En España se tiene profundidad y falta agilidad y al otro lado del Atlántico se tiene agilidad y falta profundidad. Si pudiésemos juntar ambas cosas tendríamos una mezcla interesante.
F. A.: Nos gusta dejar la última palabra al entrevistado para que diga lo que quiera sobre lo que quiera.
L. N.: Les contaré un secreto. Cada día hago un ejercicio conmigo misma. Antes de acostarme me arreglo bien y en el trayecto del cuarto de baño a la cama me pongo un CD en el que 50.000 personas comienzan a aplaudirme. ¿Por qué cuento esto? Porque para mí cada día es un verdadero estreno, especial y único para mejorar. Hay que luchar cada día por intentar ser el mejor en cada momento con la emoción de la primera vez y con la experiencia y sabiduría de la última.
Entrevista publicada por Executive Excellence nº59 may09