Los filántropos españoles, bajo lupa
Recientemente, Bill Gates declaraba que la filantropía “no solo es algo beneficioso para la sociedad, sino que quienes inician este camino lo pasan bien, se sienten mejor y pueden crear vínculos familiares. No queremos convertir la filantropía en algo obligatorio –afirmaba–, pero sí inspirar a los donantes para que puedan conocer esta actividad y descubrir las oportunidades que brinda”. La generosidad de Gates, quien ya se ha convertido en uno de los mayores filántropos de todos los tiempos, es una cualidad también compartida por los benefactores españoles entrevistados para la realización del estudio “Perfiles de Filantropía Personal en España”. El informe revela que todos ellos conciben esta práctica como “un acto de generosidad”.
Detrás de esta investigación, pionera en nuestro país, se encuentran CaixaBank Banca Privada, a través de su Proyecto de Valor Social, e IE University, desde el IE Center for Families in Business. Con el objetivo de acercar la figura del gran donante a la sociedad en general y poner en valor su contribución, el estudio se centra en el perfil de los filántropos individuales, y abarca tanto la filantropía que se organiza en torno a una fundación, impulsada por los denominados grandes filántropos, y por las pequeñas o medianas contribuciones a otros proyectos, cuya suma genera asimismo procesos de transformación y mejoras en sus ámbitos de actuación.
Una actividad compleja y multipolar
El informe identifica tres perfiles de filántropos en España que, si bien comparten retos comunes, cada uno se enfrenta a desafíos particulares al desarrollar su proyecto, difiriendo a la hora de definir su causa y las herramientas para ponerlo en práctica (ver Tabla 1, Tipología de filántropos. Fuente: “Perfiles de Filantropía Personal en España”).
Esta diversidad explica la complejidad de implementar cualquier actividad filantrópica, pues no existen “recetas únicas”, como señalan las doctoras Cristina Cruz, directora académica del IE Center for Families in Business, y Rachida Justo, directora del Departamento de Emprendimiento de IE University, ambas responsables del informe.
El filántropo es un líder emprendedor de un proyecto de transformación social, según el informe de CaixaBank e IE University
Para Jordi Casajoana, director de Colectivos de Valor y Filantropía en CaixaBank Banca Privada, “gestionar esta complejidad exige la existencia de un ecosistema filantrópico fuerte, que fomente el que personas que tienen una vocación altruista puedan llevar a cabo su labor con las máximas garantías para generar el mayor impacto social posible”. Sin embargo, el análisis de las entrevistas realizadas en el trabajo de campo sugiere que España está aún lejos de contar con este ecosistema que favorezca la filantropía. “Faltan en nuestro país puntos de encuentro entre filántropos, e instrumentos que fomenten la participación de la sociedad en actividades relacionadas con la filantropía”, concluye Casajoana.
Áreas de mejora y buenas prácticas
Según las autoras, “el filántropo es un líder emprendedor de un proyecto de transformación social”. En su opinión, sería necesario un mayor traspaso a la visión filantrópica del “conocimiento empresarial” que algunos de ellos tienen, “sobre todo en materias como la gestión y medición de impacto de los proyectos” y “una construcción de alianzas entre los filántropos y el ecosistema de impacto social” son ámbitos de mejora.
El estudio aporta una serie de recomendaciones para que la actividad filantrópica avance con firmeza en España. Por ejemplo, dotar de una mayor profesionalización a los proyectos implica “aplicar buenas prácticas de gobierno corporativo, lograr mayores niveles de transparencia, planificar la sucesión para asegurar la sostenibilidad del proyecto y tratar de atraer personal cualificado”. Al respecto de este último punto, los entrevistados subrayan la falta de formación y conocimientos específicos en filantropía. En opinión de muchos de los expertos consultados, “para fomentar un ecosistema de filantropía sólido en España, es necesaria la educación en edades tempranas. En este sentido, cuando Francia modificó su Ley de Mecenazgo, el Gobierno no solo aplicó importantes incentivos fiscales, sino que además estableció una política de educación que apoyaba la medida”. A pesar de estar lejos de este modelo, los filántropos entrevistados consideran que España está mejorando en este aspecto.
Tabla 1. Tipología de filántropos
Desde una perspectiva global, “Perfiles de Filantropía Personal en España” aborda el grado de madurez nacional en relación a esta actividad. De acuerdo con los datos, el entorno de nuestro país es “menos propicio para la filantropía en comparación con otros países vecinos, tales como Francia y países anglosajones, como Reino Unido y Estados Unidos. La investigación desvela que “lo que nos hace tener un entorno filantrópico menos favorable, no es tanto nuestro marco burocrático o legal (facilidad de creación y gestión de proyectos filantrópicos, incentivos fiscales, etc.), sino una peor relación entre lo público y lo privado, así como una menor cultura filantrópica”.
En este sentido, se aconseja la adopción de medidas regulatorias a largo plazo o la concienciación sobre la importancia de la filantropía para la madurez de la sociedad civil (ver Tabla 2, El entorno filantrópico en España en comparación con otros países. Fuente: “Perfiles de Filantropía Personal en España”, a partir del Global Philanthropy Index 2018).
Entre las recomendaciones, destacan una mayor profesionalización de la actividad y la construcción de alianzas entre los filántropos y el ecosistema de impacto social
El informe también revela la necesidad de un mayor uso de las nuevas tecnologías, en un sentido amplio, con el fin de “fomentar la involucración de los distintos stakeholders del proyecto, incluyendo a los propios beneficiarios; atraer a los más jóvenes, como los millennials y la generación Z; garantizar la trasparencia en los procesos de donación; generar mayor concienciación acerca de la causa, alterando, por ejemplo, la forma en la que las personas marginadas son percibidas; establecer una cultura organizacional orientada hacia los resultados, mejorando la forma de medir y comunicar el impacto generado”.
Por otra parte, el diseño de sistemas de evaluación que permitan “tomar la temperatura” a los proyectos filantrópicos y gestionar su impacto de forma continua y ágil es otro de los ámbitos donde aún queda camino por recorrer. Sin embargo, para transitarlo con garantías de éxito, los filántropos cuentan ya con entidades que han añadido a su modelo de negocio una asesoría completa en filantropía e inversión sostenible, como es el caso de CaixaBank Banca Privada, con su Proyecto de Valor Social. A través de este servicio, la entidad colabora con importantes actores del sector en el avance de las recomendaciones recogidas en el estudio. Además de dar visibilidad a la actividad filantrópica en España, este informe promovido por CaixaBank Banca Privada contribuye a la formación de ese ecosistema de impacto social que demandan los participantes.
La filantropía ante la crisis del COVID-19
Los datos actuales parecen indicar que, al igual que sus vecinos europeos, los filántropos en España han mostrado una gran capacidad de movilización para responder a las necesidades más inmediatas provocadas por el virus, cambiando de prioridad en los tipos de proyectos programados, y aumentando de forma significativa la cuantía de fondos inicialmente asignados. En definitiva, la filantropía en España ha actuado de forma reactiva, ágil y muy comprometida.
Cuando la virulencia y la amplitud de la pandemia vaya disminuyendo progresivamente, se plantea el reto de saber si estamos frente a cambios en profundidad en el sector o si, por el contrario, se trata de reacciones efímeras que no sobrevivirán a la inercia de hábitos pasados, sobre todo teniendo en cuenta el posible efecto negativo de la crisis económica sobre la disponibilidad de fondos por parte de los propios filántropos. Por esta razón, como recoge el informe, es todavía más importante que nunca la necesidad de construir alianzas y abordar los problemas sociales desde un enfoque colaborativo, algo que todavía se plantea como una asignatura pendiente en nuestro país si lo comparamos con algunas de las respuestas coordinadas que han florecido en otras partes del mundo.
Tabla 2. El entorno filantrópico en España en comparación con otros países
Ante un futuro incierto, el hecho es que, solo en España, este sector ha experimentado un verdadero boom durante la pandemia, “aportando soluciones innovadoras relacionadas con la salud, pero también con ámbitos tan diversos como la movilidad sostenible, el emprendimiento, la gestión transparente de donaciones, el apoyo a las personas vulnerables o la agricultura saludable y sostenible”.
Tal y como concluye el estudio: “El año 2020 ha amanecido poniendo a la humanidad frente a una realidad innegable, y es que las crisis no saben de fronteras ni de ideologías. La filantropía ha de adaptarse a esta realidad y actuar de forma concertada para ocupar el lugar que le corresponde y merece en la sociedad”.
Texto publicado en Executive Excellence n170, octubre 2020