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España, dando ejemplo en medio ambiente

(Tiempo estimado: 8 - 16 minutos)

Isabel García Tejerina, ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente desde abril de 2014, nos explica el papel destacado de España en la lucha global contra el cambio climático, en un año clave para este reto.

EXECUTIVE EXCELLENCE: El entorno medioambiental tiene en este semestre una actividad muy intensa que culminará en la COP21 de París. El liderazgo español en la reunión del Fondo Verde para el Clima, en el marco de la Carbon Expo 2015 de Barcelona, no es sino otro hito que destaca los esfuerzos para la movilización de los diferentes actores involucrados.

Llaman la atención las gestiones realizadas por la Administración española a favor de alcanzar acuerdos en estos encuentros. ¿Puede darnos una visión general del rol de nuestro país en ellos?

ISABEL GARCÍA TEJERINA: España considera que es fundamental la movilización de todos los actores involucrados en el proceso de negociación internacional sobre cambio climático, de cara a la consecución de un Acuerdo internacional y jurídicamente vinculante en la COP21 de París, y trabaja activamente para que se alcance dicho Acuerdo.

En las distintas bilaterales que hemos mantenido con nuestros homólogos franceses, hemos puesto de manifiesto que pueden contar con todo el apoyo y colaboración por parte de España para conseguir que la Cumbre del Clima de París sea un éxito.

Por otro lado, Carbon Expo de Barcelona contribuye a reforzar el camino hacia París, al tiempo que constituye una buena oportunidad para involucrar al sector privado en la transición hacia un modelo económico bajo en carbono. Además, España está firmemente comprometida con la RIOCC, la Red Iberoamericana de Oficinas de Cambio Climático. Este año hemos organizado un taller en el que colaboraron todos los países que forman parte de la red, a la que nuestro Gobierno ha ofrecido la ayuda y cooperación necesaria para que presenten sus contribuciones ante el acuerdo de París.

E.E.: ¿Qué importancia tiene para la COP21 la insistencia de Hollande en llegar a acuerdos con Estados Unidos, China u otros países claves? ¿Se unirán a Kyoto alguna vez?

I.G.T.: Los objetivos de reducción de emisiones ya no son solo una cuestión de un grupo de países desarrollados. Las grandes economías emergentes y los países en desarrollo también deberán contribuir a dar una respuesta realmente global al cambio climático. 

El trabajo que está desarrollando el presidente Hollande resulta esencial, puesto que nos encontramos a seis meses de la próxima Cumbre del Clima, en París (30 de noviembre–11 diciembre), en la que la comunidad internacional se va a reunir para acordar el nuevo régimen climático internacional con el que dar una respuesta realmente global al cambio climático a partir de 2020. 

En esta ocasión, se espera que, por primera vez, todos los países se comprometan a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en función de sus capacidades y responsabilidades, de forma que se consiga que el incremento de la temperatura media global no supere los 2ºC respecto a los niveles preindustriales y un desarrollo resiliente a los impactos del cambio climático.

Por tanto, el Acuerdo de París busca ir más allá, y tenemos que continuar trabajando para que todos los países, en el medio y largo plazo, avancen hacia economías bajas en carbono, al comprometerse a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores de su economía.

E.E.: En varias ocasiones, ha destacado la necesidad del cambio en los modelos productivos en la agricultura frente al control de las emisiones. En España hemos avanzado mucho en aspectos de la energía verde, aunque a unos costes quizás disparatados. ¿Qué importancia tiene la agricultura y la ganadería española en nuestra huella de carbono y qué podemos hacer sin caer en pasadas políticas de costes prohibitivos? ¿Contribuirán las ayudas CEE (PAC –Política Agrícola Común de la UE–), sobre todo ahora que el Gobierno ha conseguido un mayor aporte comunitario en estas áreas?

I.G.T.: El sector agrario es el segundo sector emisor de gases de efecto invernadero de nuestro país. Se trata de un sector esencial para la economía española, especialmente sensible a los impactos del cambio climático. Tiene la particularidad de que es el único sector capaz de producir emisiones (derivadas del uso de los combustibles fósiles, del uso del suelo, de la quema de residuos agrícolas y de la ganadería), que también es capaz de ejercer de sumidero de CO2.

Las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el sector agrario español representan alrededor del 22% de las emisiones producidas por los sectores difusos (los no sujetos al régimen de comercio de derechos de emisión). Dentro de las emisiones que el inventario recoge en la categoría “agricultura”, el 50% de las mismas son emisiones de óxido nitroso (N2O) de los suelos agrícolas generadas, fundamentalmente, por la fertilización tanto orgánica como inorgánica. El otro 50% de las emisiones son generadas por la ganadería española, debido a la fermentación entérica y la gestión de estiércoles.

Consciente de ello, desde el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente estamos trabajando en impulsar un sector agrario respetuoso con el clima, y la Hoja de Ruta 2020 es una de las herramientas que se han diseñado para este fin y que recoge distintas medidas para el sector agrario, tanto desde la perspectiva de la producción agrícola y ganadera, como desde la perspectiva del medio rural y de la industria agroalimentaria. 

Además, en relación con el sector agrario, estamos desarrollando acciones que aumenten la capacidad de fijación de CO2 de nuestros cultivos leñosos e impulsando prácticas que aumenten el contenido de carbono de nuestros suelos. Para ello, España está participando en iniciativas internacionales como la Alianza Global para la Investigación sobre Gases de Efecto Invernadero en la Agricultura (GRA, por sus siglas en inglés) y la Alianza Global para una Agricultura Climáticamente Inteligente (GACSA, por sus siglas en inglés).

Adicionalmente, desde el Ministerio trabajamos para destacar la importancia de impulsar el cálculo de la huella de carbono, de fomentar la realización de análisis de ciclo de vida y las ventajas para las organizaciones agroalimentarias españolas. A tal fin, en 2014 se creó el Registro de Huella de Carbono, compensación y proyectos de absorción de CO2 en el que el sector agrario puede jugar un papel esencial.

Por otro lado, la PAC tiene un gran potencial para desarrollar todos aquellos aspectos relacionados con el cambio climático. En primer lugar, a través del desarrollo del pago verde, en el que los sumideros agrícolas representados por los cultivos leñosos se han visto favorecidos, así como a través del reconocimiento de las prácticas de producción ecológica como parte del “greening”. Por otro lado, la mitigación y la adaptación al cambio climático tienen un gran potencial de desarrollo a través del segundo pilar de la PAC, en concreto, a través de los Planes de Desarrollo rural.

E.E.: En un encuentro reciente organizado por el diputado francés Arnaud Leroy en la Embajada francesa, se resaltó la implicación y efectividad del Ministerio (en especial de la Oficina del Cambio Climático) en los procesos de negociación previa a la COP21. ¿Qué características destacaría del equipo español?

I.G.T.: La experiencia de un equipo profesional joven, que cuenta con una dilatada trayectoria en el proceso de negociación internacional en materia de cambio climático y que, asimismo, está muy involucrado en la labor de preparación de la posición de la Unión Europea.

E.E.: Que las empresas van a tener que acomodar sus modelos productivos a los requisitos del cambio climático dentro de los objetivos que asuma la Unión Europea es una realidad próxima. ¿A qué dificultades nos podemos enfrentar? ¿Cómo puede afectar a la competitividad en un entorno cada vez más globalizado?

I.G.T.: A nivel europeo, el Consejo Europeo del 24 de octubre de 2014 adoptó el Paquete Europeo de Clima y Energía a 2030 en el que se establecen varios objetivos, entre ellos, el compromiso, vinculante para la UE, de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión por lo menos en un 40%, para 2030, con respecto a los valores de 1990. Estos objetivos establecen una senda de descarbonización a medio plazo consistente con el objetivo europeo de reducir sus emisiones entre el 80-95%, en 2050, respecto a las emisiones de 1990.

En la Unión Europea somos conscientes de que los inversores, las empresas y los ciudadanos necesitan claridad y predictibilidad con respecto al futuro de las políticas de energía y cambio climático. Es urgente contar con una señal clara que evite potenciales inversiones intensivas en carbono en el corto plazo, que conlleven largos periodos de amortización y que circunscriban a las economías europeas a sectores económicos del pasado, sin poder aprovechar nuevas opciones con mayor potencial innovador. 

A nivel global, países como China o Estados Unidos están realizando una fuerte apuesta por sectores clave como las renovables, con los que tratan de reducir su dependencia energética del exterior y ampliar su mix energético. La Unión Europea cuenta con un valor añadido en estos sectores que le permite ser competitivo a nivel global.

E.E.: Algunos expertos, como William Aulet, del MIT, resaltan el rol de las nuevas tecnologías en la lucha contra el cambio climático. ¿Qué importante es la innovación, especialmente las tecnologías disruptivas, ante el reto climático? ¿Está de acuerdo con la posición del MIT, que aboga por una estimulación pública, pero realizada desde entornos privados para iniciar juntos acciones contra el calentamiento global o está más próxima a las posiciones de David Roberts, de la Singularity University, que defiende un liderazgo público?

I.G.T.: La lucha contra el cambio climático no es solo un compromiso de los Estados, sino que alcanza a toda la sociedad, y muy especialmente a las empresas. Por tanto, España considera que la colaboración público-privada resulta esencial para afrontar un fenómeno global como el cambio climático.

Para lograr una economía baja en carbono, es preciso que las empresas asuman este objetivo y lo incorporen en sus estrategias. Este es el único camino posible; y quienes antes comiencen a recorrerlo, serán más competitivos. En un periodo de transición como el actual, la anticipación empresarial es clave. Sufrirán aquellas compañías que no sepan adaptarse y que no logren incorporar a su estrategia de negocio el factor del cambio climático.

Conscientes de esta oportunidad, un conjunto de empresas ha promovido la constitución del Grupo Español para el Crecimiento Verde, con el fin de colaborar estrechamente con la Administración. El Gobierno valora muy positivamente esta iniciativa, y confiamos en que se sumen nuevas empresas.

Quiero resaltar cómo, de acuerdo con el propio texto de la declaración, las empresas firmantes “reconocen la importancia de considerar los riesgos y oportunidades ligados al cambio climático como parte de su estrategia de negocio, evaluar en este contexto su propia huella de carbono, así como establecer objetivos para reducir las emisiones e informar públicamente respecto de sus logros”.

E.E.: En Holanda, la Fundación para la Sostenibilidad Urgenda, acompañada por 886 ciudadanos, ha denunciado a su gobierno, apoyándose en las leyes de Derechos Humanos, por incumplir los objetivos de reducción de emisiones de CO2. Por su parte, el diario británico The Guardian se compromete en la lucha contra el cambio climático a través de su campaña “keep it in the ground” (mantenlo enterrado) y llevará a cabo desinversiones –el grupo tiene 1.100 millones de euros activos en participaciones industriales– en aquellos entornos que utilicen energías fósiles. ¿Por qué en España no tenemos ejemplos tan claros en la lucha contra el cambio climático?

I.G.T.: El Gobierno de España ha apostado por la lucha contra el cambio climático, y ha puesto en marcha un compendio de políticas nacionales para afrontar decididamente este reto. Se trata de políticas que ayudan a nuestras empresas a reducir emisiones y, a la vez, a crear empleo y actividad económica en nuestro país.

Hemos diseñado una Hoja de Ruta a 2020 para definir de manera eficiente el conjunto de acciones que serían necesarias para cumplir nuestros objetivos de reducción de emisiones a 2020 en los sectores difusos.

Entre las principales iniciativas que estamos desarrollando, podemos destacar:

Proyectos Clima: Son proyectos que promueven el desarrollo de actuaciones de reducción de emisiones domésticas en sectores como el transporte, la agricultura o los residuos, a través de la compra de las reducciones. Los proyectos Clima constituyen una herramienta eficaz para impulsar la economía baja en carbono en España y para lograr reducciones cuantificables de emisiones en estos sectores.

Planes de Impulso al Medio Ambiente (PIMA): Son planes que incentivan la actividad económica baja en carbono y la inversión privada en distintos ámbitos, como la renovación del parque de vehículos comerciales (PIMA Aire), la renovación de las infraestructuras hoteleras de nuestro país (PIMA Sol), del parque de tractores agrícolas (PIMA Tierra), o de autobuses y de transporte pesado de mercancías (PIMA Transporte) y, próximamente, vamos a aprobar el PIMA Residuos.

Proyecto de Huella de Carbono, con el que queremos que las empresas que operan en nuestro país calculen cada año su huella de carbono y la registren oficialmente. La creación de este sello oficial permitirá aumentar el conocimiento del nivel de emisiones y supone un claro incentivo a mejorar su huella de carbono.

E.E.: Se ha requerido que Australia explique, por poco ambiciosa, en el seno de las Naciones Unidas su política de acción directa ante el cambio climático. Australia reducirá sus emisiones en 2020 a un 5% por debajo de las existentes en el año 2000, indicando que solo incrementaría los objetivos si estos fueran igualados por países en desarrollo como India y China, y argumentando que estaría en desventaja económica si a ellos se les forzase –y no a sus competidores– a una reducción de las emisiones. Como actores con una visión privilegiada de la situación, ¿creen que esta es una posición generalizada, si bien no reconocida?

I.G.T.: La lucha contra el cambio climático solo será eficaz si se realiza a nivel global. La negociación internacional es el instrumento imprescindible para alcanzar un equilibrio, en el que las estrategias de cada uno de los países converjan en un acuerdo común y beneficioso para todos. 

España considera que los distintos intereses de cada país no deben impedir que se llegue a un acuerdo internacional sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

La Unión Europea viene liderando la lucha contra el cambio climático desde hace años y el pasado 6 de marzo remitió a la Secretaría de la Convención su Contribución Prevista y Determinada a Nivel Nacional (INDC, por sus siglas en inglés), es decir, su plan de acción climática para el Acuerdo de París 2015: la Unión Europea se compromete a reducir sus emisiones, al menos un 40%, en 2030, respecto a los niveles de 1990.

También quiero destacar, de cara al éxito de la COP21 de París, el acuerdo alcanzado por Estados Unidos y China para reducir sus emisiones. Solo ambos países representan más de una tercera parte de las emisiones mundiales, mientras que la Unión Europea emite el 10% del total.

Australia solo emite el 1,3% de las emisiones globales, si bien tiene una responsabilidad única puesto que, dentro de todos los países industrializados, es el que tiene mayores emisiones per cápita.

E.E.: Nos comentaba David Roberts que había decidido dedicar su carrera profesional al mundo de las innovaciones capaces de cambiar la humanidad, pues no concebía cómo un mundo capaz de explorar el espacio, pudiendo, no hiciese que todos sus habitantes tuvieran agua limpia para beber. Matizaba, además, que si no estamos en el punto de “no retorno”, poco nos faltaba para alcanzarlo. ¿Considera que en nuestro país nos estamos concienciando lo suficiente? ¿No existen puntos en común para que todo nuestro espectro político se una en batallas tan esenciales para las generaciones venideras? 

I.G.T.: La sociedad española está mejorando, progresivamente, su conciencia ambiental. Se lo puedo asegurar yo como ministra pero le diré más: el tercer “Análisis de los resultados medioambientales de España de la OCDE” habla del “progreso espectacular” que ha experimentado España estos últimos 10 años en materia de medio ambiente. Un ejemplo más, el informe “La respuesta de la sociedad española ante el cambio climático 2013” (Fundación Mapfre-Universidad de Santiago) pone de manifiesto cómo 9 de cada 10 españoles cree que el fenómeno del cambio climático existe y que está provocado principalmente por factores humanos, y 6 de cada 10 considera que es una amenaza a la que se le atribuye menos importancia de la que en realidad tiene.

En cualquier caso, resulta esencial y tenemos que seguir trabajando para que el ciudadano conozca y entienda qué consecuencias tienen nuestros actos cotidianos en la generación de emisiones de CO2, es decir, hay que poner en directa relación nuestras acciones y los resultados de las mismas que se traducen en emisiones de gases de efecto invernadero. 

No debemos olvidar que el 30% del consumo total de energía en nuestro país procede de los hogares y del uso del vehículo privado, lo que pone de manifiesto el papel fundamental que jugamos los ciudadanos a la hora de emitir CO2 dependiendo de qué compramos, cómo usamos la energía y los electrodomésticos, y qué medios de transporte utilizamos.

E.E.: Su carrera se ha desarrollado bajo mandatos de gran experiencia e influencia. ¿Qué representa que tengamos a un Comisario como Arias Cañete? ¿Qué ha podido aprender de él y cómo de necesaria es la continuidad de la política actual? 

I.G.T.: No puedo por menos que valorar muy positivamente y agradecer el gran trabajo que Miguel Arias realizó al frente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Asimismo, resulta de especial relevancia para nuestro país que Miguel Arias haya sido elegido comisario de Clima y Energía. Buena prueba de la trascendencia que tiene su trabajo al frente de las políticas europeas de cambio climático y energía ha quedado demostrada en el impulso que el Consejo Europeo de Jefes de Estado ha dado a las interconexiones energéticas con la intención de solucionar el aislamiento energético de la Península Ibérica y de la Unión Europea en su conjunto.


Entrevista publicada en Executive Excellence nº122 junio 2015.

Fotografía: Eduardo Serrano Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.


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