Suspenso para España en liderazgo femenino y empresarial
España ocupa la octava posición en el Índice I-WIL (IESE-Women in Leadership), un estudio que analiza el liderazgo femenino y la igualdad de oportunidades en 34 países de la OCDE, comparando la situación actual (2018) con la que existía en 2006. El estudio, patrocinado por Cellnex Telecom y codirigido por Nuria Chinchilla, profesora del IESE y titular de la Cátedra Mujer y Liderazgo, y Esther Jiménez, decana de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC) y profesora del IESE, se centra en cuatro dimensiones: personal, política, empresarial y social, a partir de 17 indicadores.
Los países nórdicos son el referente en liderazgo femenino e igualdad de oportunidades para las mujeres. Suecia, Islandia y Noruega encabezan el ranking, frente a Turquía, Japón y Corea del Sur, que lo cierran; si bien son Hungría, Nueva Zelanda y Austria los que pierden más posiciones respecto a su situación en 2006. España avanza un puesto desde ese año, situándose en la octava posición, por detrás de Eslovenia y Francia –los dos países que más han avanzado en la última década–, Finlandia y Portugal; y por delante de Bélgica y Reino Unido, que cierra el top ten.
“Con respecto a otros índices, este pone el foco en un nivel para nosotras fundamental, como es el empresarial y el social. Elegimos el año 2006 para ver el impacto que había tenido la Ley de Igualdad en estos ámbitos”, explica Esther Jiménez. “El que España esté en la octava posición se debe exclusivamente al liderazgo personal y político de la mujer, este último gracias al efecto de las cuotas impuestas por los propios partidos políticos en sus listas de candidatos o por las legislaciones impulsadas para conseguir parlamentos más paritarios. A nivel personal, la mujer tiene una fuerza increíble; sin embargo, no tiene ningún apoyo empresarial ni social; es decir, la Ley no se ha materializado en estos niveles”.
Puesto 25 en liderazgo empresarial
A nivel global, el informe I-WIL señala el estancamiento en el número de mujeres managers, que apenas ha crecido una décima en la última década (del 4,4% en 2006 al 4,5% en 2018) y el persistente desequilibrio entre hombres y mujeres.
En esta dimensión, España se sitúa entre los últimos puestos del ranking, el número 25, siendo Noruega, Suecia e Irlanda, los países con mayor liderazgo empresarial femenino en 2018, unos puestos que les vienen dados por tener un porcentaje de mujeres en los Consejos de Administración superior a la media del índice, bajas tasas de trabajo parcial involuntario y de paro femenino, así como una población activa más equilibrada entre hombres y mujeres.
Con respecto a los Consejo de Administración, España se encuentra en la media de mujeres en este órgano de gobierno, respecto al conjunto de la muestra. En el país se ha doblado la presencia femenina en los Consejos, pasando del 10% en el año 2006 al 20% en 2018. Sin embargo, este 20% queda muy lejos de los porcentajes de países como Islandia (44%), Noruega (41%) o Francia (37%), que encabezan la clasificación. La Ley de Igualdad de 2007 recomienda (si bien no obliga) a las sociedades del IBEX 35 y a las que cuentan con más de 250 empleados a incluir el 40% de mujeres en sus Consejos de Administración. El plazo para lograr ese objetivo era el año 2015. Este último año, el Código de Buen Gobierno de la CNMV incorporó, entre las obligaciones de la política de selección de consejeros, que al menos el 30% del total de miembros de este órgano fueran mujeres en el año 2020, con sujeción al principio de “cumplir o explicar”.
“En el año 2002 la presencia femenina en los Consejos de Administración de las compañías del IBEX 35 era del 2% y, a día de hoy, hemos llegado al 24%. En el conjunto total de empresas españolas (incluyendo las familiares, donde la presencia de mujeres en este órgano es más alta), el porcentaje se eleva al 33%”, explica Nuria Chinchilla.
España es uno de los países con más mujeres con trabajo parcial involuntario, con el 14,7%, solo superada por Italia, con el 19,1%. En los países que facilitan la conciliación personal, laboral y familiar, el porcentaje de trabajo parcial involuntario se sitúa en cifras inferiores al 10%, frente a Italia y España, en los que el número de mujeres que realizan este tipo de jornada representa porcentajes más altos. En todos los países, este indicador es inferior en el caso de los hombres. En España, esta cifra se sitúa en el 14,7% para las mujeres frente al 5,5% de los varones.
Si bien crece ocho puntos la tasa de población activa femenina con respecto a 2006, alcanzando el 70,2%, sigue siendo significativamente menor a la masculina (80,5%). Además, España es uno de los países con el porcentaje más elevado de paro femenino (21,2%). En la última década, este ha pasado del 10,9% del año 2006 al 21,4% del 2018, mientras que el masculino se ha incrementado del 6,2 al 18,1%.
Y al 29 en liderazgo social
Esta dimensión analiza el apoyo que reciben las mujeres y el impacto de las barreras que encuentran para integrar su vida personal, familiar y laboral, utilizando indicadores como la edad a la que tienen su primer hijo, la duración de la baja de maternidad y paternidad, o la tasa de escolarización de los niños de tres a cinco años.
Los países con mayor liderazgo social en 2018 según el índice I-WIL son Israel, Reino Unido y Francia. De este último, las autoras del estudio destacan el uso de “cheques de servicio universal, que ayudan a que las familias puedan avanzar”, mientras que España se queda con el puesto 29.
Chinchilla y Jiménez llaman la atención sobre la tasa de fertilidad en España, que actualmente “se sitúa en el 1,3… ¡y lleva así desde hace dos décadas! Cuando en España, el deseo es del 2,7”. Ambas señalan a la imposibilidad de conciliar vida familiar y profesional como la principal barrera para superar esa tasa. “Se penaliza a la mujer no por su género, sino por tener hijos. En España existe una falta de consideración por la institución familiar, que es la base de la sociedad, desde la democracia”, matiza Nuria Chinchilla.
2ª y 7ª posición en liderazgo personal y político
El acceso a la educación y a la formación superior es el motor del desarrollo del talento femenino y, por tanto, una de las claves para alcanzar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. En esta dimensión del liderazgo personal, el avance es muy significativo, ya que la media de mujeres con estudios universitarios entre 25 y 34 años supera la de los hombres en todos los países analizados, salvo en México, Suiza y Turquía, donde existe paridad. En el caso de España, mientras que la evolución en el porcentaje de mujeres de 25 a 34 años con estudios universitarios (46% en 2006 y 47% en 2018) y secundarios (70% en 2006 y 71,1% en 2018) ha variado poco en la última década, sí que ha crecido significativamente el de mujeres de entre 35 y 44 años con estudios universitarios (del 30% en 2006 al 46,3% en 2018). Esto se debe a que, en esta generación, se produjo un fuerte avance en el acceso a la educación universitaria.
Asimismo, el porcentaje de inventoras que registran patentes, sobre el total de patentes registradas, se ha incrementado en un punto (del 14,7% al 15,7%), colocando a España en el segundo país del ranking en este indicador, superado solo por Portugal (19,9%). Por último, el porcentaje de mujeres empresarias hace referencia a las autónomas con empleados a su cargo. Nueva Zelanda, Grecia y España encabezan esta variable, pero en la última década, se ha reducido el número de empresarias en prácticamente todos los países objeto de estudio del Índice
Con respecto al liderazgo político, el porcentaje de mujeres en el parlamento y liderando un ministerio son los dos indicadores analizados. En 2018, las cinco primeras posiciones las ocupan Suecia, Islandia, Eslovenia, Finlandia y Dinamarca, seguidas por Noruega y España. En promedio, la presencia de diputadas en los 34 países de los que consta el Índice se ha incrementado en seis puntos desde 2006.
Propuestas para el cambio
Los resultados alcanzados por España en el Índice I-WIL dejan patente la necesidad de políticas, programas y medidas a corto y largo plazo para mejorar la situación, especialmente en lo referente a los liderazgos empresarial y social. Nuria Chinchilla y Esther Jiménez plantean siete propuestas para comenzar a revertir el escenario actual.
1. Horarios
Las autoras promueven el uso de horarios laborales racionales, haciendo compatible el horario escolar con el laboral y recuperando el uso horario que corresponde a España por su geografía, entre otras medidas. “Somos el tercer país por la cola en productividad horaria”, afirman.
2. Flexibilidad
A pesar de que numerosos estudios revelan que la flexibilidad favorece la conciliación y la productividad, se hace necesario más que nunca reclamar que esta se facilite en tiempo (entrada y salida, jornadas parciales…) y forma (teletrabajo, sustituciones…). Según Jiménez, “el Gobierno debería apoyar la política de sustituciones en el entorno empresarial”. Para Chinchilla, “la flexibilidad genera compromiso y confianza, es decir, ayuda a fidelizar –que no retener– al talento”. Sin embargo, en España todavía impera el presentismo y los directivos no están formados en la gestión de la flexibilidad.
3. Maternidad
Sensibilizar sobre los beneficios de no retrasar la maternidad y no penalizar en la empresa a las mujeres que deciden ser madres son dos cuestiones pendientes. Las profesoras del IESE reivindican el cambio real en el ámbito empresarial, donde “hay políticas, pero luego la cultura no facilita el cambio real y nos encontramos con mandos intermedios que no aplican esas medidas, sino todo lo contrario, acosan y penalizan a la mujer. Una cosa es introducir una ley o una política, y otra cambiar la cultura de las organizaciones”, afirman. Igualmente, llaman la atención sobre la distancia que existe entre la tasa de fertilidad real y la deseada, y denuncian la falta de apoyo a la hora de tener un hijo.
4. Diversidad
Esta propuesta hace referencia a una cuestión donde aún queda mucho margen de mejora: el impulso del liderazgo femenino y los beneficios de contar con equipos directivos heterogéneos y complementarios.
5. Familia
Revalorizar el papel social de la familia e invertir en ella se alza como una demanda esencial, “porque no somos individuos, no somos islas; sino personas con hijos, con personas mayores a nuestro cargo…”, remarca Chinchilla. “Hay que aplicar la corresponsabilidad y trabajar en las competencias que desarrollamos a la hora de distribuir tareas, por ejemplo”, explica Jiménez.
6. Estereotipos
“Faltan referentes femeninos en todos los sectores”, insisten las autoras. Hay que erradicar los micromachismos y eliminar los estereotipos en aquellos estudios y trabajos considerados como masculinos (STEM), frente a otros que se consideran femeninos.
7. Auto-cuotas en cada empresa
Las profesora del IESE ponen de manifiesto que auditar para saber dónde está la empresa en materia de igualdad es importante, pero no suficiente: “Cada organización debe saber de dónde parte y qué es lo más adecuado de aquí a cinco años, pero tiene que ser un análisis personalizado”. Nuria Chinchilla reclama, especialmente, la necesidad de un esfuerzo por parte de los altos cargos y puestos de responsabilidad, esto es, de dos órganos clave de las compañías, como son el Consejo de Administración y el Comité de Dirección.
La armonía entre el trabajo, la familia y el espacio personal
Nuria Chinchilla, Esther Jiménez y Pilar García-Lombardía plantean en este libro una serie de prácticas y ejercicios que sirven de orientación en ese itinerario que comienza en la conciliación con uno mismo para después abrirse a los elementos que integran nuestra vida: la pareja, la familia, la empresa, el trabajo y, finalmente, la sociedad.
Texto publicado en Executive Excellence nº148 mayo 2018.
Nuria Chinchilla y Esther Jiménez, profesoras del IESE y codirectoras del Índice I-WIL (IESE-Women in Leadership)